Los gatos, como el león y el resto de felinos, tienen espinas en su pene para rasgar la mucosa de su vagina y favorecer la ovulación de las hembras al penetrarlas.
Los roedores y los primates comparten esta característica, que sin embargo no conserva la raza humana.
La bióloga Gill Bejerano (Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford) y un equipo de científicos han investigado esta diferencia, y han publicado sus conclusiones en la revista Nature: el pene humano también tenía pequeñas espinas como tienen actualmente los chimpancés.
Esta diferencia se corresponde con un fragmento de ADN eliminado durante la evolución humana, causante igualmente de la desaparición de los bigotes sensoriales y del aumento del cerebro.
Por otra parte, humanos y chimpancés compartimos el 97% del ADN.
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