SANTO DOMINGO. Dicen los todólogos del patio en una de esas verdades con poco espacio para el debate, que hay dos cosas que pegan con todo en este país: el aguacate y un buen par de zapatos negros.
Y al llegar el tiempo de esta particular fruta verde amarilla, las manos se frotan preparando mentalmente lo que sin duda alguna es el plato gourmet por excelencia de los dominicanos: el pan con aguacate.
Tengo la teoría de que se debería repensar la denominación de "plato nacional". Por un tema de costos, preparar un sancocho "en condiciones" con todas sus carnes y todos sus víveres, es una quimera a la que sólo puede acceder con trabajo la mitad de la población económicamente activa del país. El otro plato nacional por excelencia, la "bandera dominicana", ya sale por jirones y cada vez con menos proteínas y menos colores.
Sin embargo, el pan con aguacate está al alcance de todos. Y es prácticamente del gusto (hasta el paroxismo por lo que he visto), de todos. Por muy poco dinero, la hartura está garantizada y por lo que pude verificar en una investigación apegada al más estricto rigor científico, es tan versátil como gente que lo come.
Versátil y anecdótico: el que disfruta un buen pan con aguacate, tiene al menos una docena de historias relacionadas con el tema. Y no teme compartirlas cuando le hablas de una "encuesta". LEER MAS
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