Cuenta la leyenda que Andy Warhol tenía un pie momificado en su mesa de luz. Y que Elvis Presley descalzaba a sus mujeres antes de hacerlas pasar por su cama. Y que Fedor Dostoyevsky estaba obsesionado por ellos. Y que a Quentin Tarantino le fascinan de tal manera que en casi todas sus películas les rinde un pequeño homenaje… Y podríamos seguir. Es que los pies han generado –y siguen haciéndolo- un fetichismo inigualable en la historia del sexo.
“Algunas personas dicen que observar los pies femeninos les produce placer. Dicen que pueden pasar horas sólo mirándolos, analizando su forma y textura y que esa es su mejor experiencia sexual. No tienen sexo, sino que el placer está puesto en esa conducta”, explica Sandra Lustgarten, psicóloga y sexóloga. Y detalla: “Los fetichistas –reconocidos hoy como tales- no necesitan más que un juguete, un objeto cualquiera que tenga para ellos cierta representación fetichista. Esta práctica consiste en la excitación erótica (que puede llegar al orgasmo) a través de un objeto, sustancia o parte del cuerpo en particular”. LEER MAS
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