“El uso de la electricidad para la iluminación no es en absoluto perjudicial para la salud, ni afecta a la solidez del sueño”, aseguró en su día, con evidentes intenciones publicitarias, Thomas Edison. Y se equivocó. Hoy sabemos que la luz artificial altera notablemente el ciclo de sueño de las personas y otros animales, ya que el cuerpo se engaña inconscientemente al percibir esos rayos de luz llegada la noche, alterando el reloj biológico que administra el tiempo que dormimos y el que permanecemos despiertos.
En ese contexto, ponernos en la cara tabletas y smartphones resplandecientes no hace sino empeorar la situación. En su última reunión anual, la Asociación Americana de Medicina lo dejó muy claro : “la excesiva exposición a la luz durante la noche altera estos procesos esenciales y puede crear efectos potencialmente perjudiciales y situaciones peligrosas”.
Los procesos esenciales a los que se referían los médicos de EEUU son los que regulan en nuestro organismo el ritmo circadiano, ese reloj biológico que nos invita a dormir para que no fallezcamos y que nos anima a despertarnos al cabo de un tiempo apropiado para el organismo. Y, por lógica, también afecta a los patrones de alimentación. Pero también a la actividad cerebral o a la regeneración celular. Alterarlo no provoca simples ojeras: una distorsión grave y prolongada de este ritmo puede provocar obesidad , diabetes, incluso cáncer, y está muy relacionada con el trastorno bipolar. LEER MAS
0 comentarios:
Publicar un comentario
DEJA TU COMENTARIO JUYE !!!